sábado, 31 de octubre de 2009

Características de la Nueva Vanguardia Hispanoamericana

I De lo anecdótico y argumentativo. En ella cabe lo popular, lo folclórico, los refranes y la literatura coloquial en plena armonía con los elevados haceres literarios, donde el discurso poético de la cotidianeidad potencializa el lenguaje para ofrecer como resultado una producción discursiva del desenfado, pero no por ello exenta de calidad literaria. Tal como sucede con la poesía producida por los Nadaísta de Colombia, Los Láricos (Chile), los Mufados (Argentina), el Techo de la Ballena (Venezuela), Tzánticos (Ecuador), Hora cero (Perú), Infrarrealismo (México) o El Corno emplumado también llamada la Beat generation latinoamericana (México), entre otras muchas vanguardias.

II De la disolución de los géneros. Si la vanguardia proclama no al acto confesional (Creacionismo, atalayismo, euforismo), la Nueva Vanguardia regresa al confesionalismo, pero llevado a los extremos, con una sobreproducción de anécdotas, lo que implica, muchas de las ocasiones vicios lingüísticos y literarios. El desapego a las formas canónicas y a los trebejos del lenguaje literario permite que el poeta prefiera una poesía de carácter coloquial más cercana a la anécdota que a lo lírico. Lo que permitió la trasgeneralización literaria debido a al exploración de las formas literarias apartadas de la institucionalización de los géneros literarios para proponer nuevas maneras de producción textual.

III Del lenguaje hablado y vivo. La disrupción poética de lo ornamentado y pulcramente técnico permite un lenguaje casi existencial donde la personalidad del poeta trasciende al poema en el poema y se instaura el acto contestatario y rebelde, no del poeta como creador sino la persona autoral. Se trata de una búsqueda y entrega libre de la expresión, donde la metáfora figurativa pasa a un segundo término, lo que no significa que desaparece, sino que se vuelca a metáfora no figurativa para permitir un discurrir poético, casi referencia cotidiana mediante la puesta en acción de la oratio perpetua, dirían los pramatólogos. Se trata de una especie de metáfora coloquial por medio de la cual se busca el encuentro con un nuevo espiritualismo. Por eso la mirada gira hacia las culturas orientales o las religiones propias de los grupos indígenas de sus países de origen.

IV La Nueva Vanguardia busca la restauración de lo referencial poético figurativo, ya no se trata de desvincular la realidad de la literatura, por lo que el lenguaje poético es más sencillo, el uso de las figuras poéticas es más mesurado, pues las vanguardias habían "sobreabundado" en ellas. Por lo que los poemas, y en general, los textos literarios que producen, tiene elevados contenidos históricos sociales (situacionales, diré), incluso se incorpora al poema una nueva voz, a veces ya no poética, sino una voz narrativa, neo-épica, neo-poética, que equilibra la parte emocional e intelectual de los sujetos poéticos dentro del Mundo Poético con la visión social del sujeto poético en relación con la realidad, ya no textual, sino real. Mejor referencia son los textos de Jaime Jaramillo, el famoso poeta X-504, Gonzalo Arango, Jotamario, Almilcar Osorio y Elmo Valencia del Nadaísmo colombiano, o aquellos poetas que integraron el Infrarrealismo (Bolaño, Anaya, Rosas Ribeyro, José Peguero, Rubén Medina, Bruno Montané, Ramón y Cuauhtémoc Méndez, entre otros.

V La Nueva Vanguardia es un hacedero de jóvenes iracundos pues no quieren caer en la trampa unívoca de la complacencia, son inconformes y opositores a la guerra, proclamadores de la libertad y del sexo. Son héroes que no crean nada, pero que cambian todo, de tal manera que no se trata de destruir el orden establecido, sino de violentarlo, de ponerlo en duda y dejar al descubierto sus deficiencias. Insurrectos y subversivos que no se quedan con las agresiones sociales sino que dan respuesta irredenta mediante la literatura. Jóvenes provocadores de escándalos, demoledores de jerarquías políticas, económicas y literarias.

VI La educación como acto de inteligencia primordial. La Nueva Vanguardia representa a una generación harta de la educación tradicional, donde las normas de aprendizaje se vinculan con lo pasado moral y por tanto detonante de sociedades atrasadas por eso la poesía, el cuento, la novela, et sequens, fundamentan la fe creadora, la desobediencia a todos los principios éticos, políticos, económicos, religiosos, estéticos y sociales. Pues la obra de arte representa la protesta mediante la belleza como un acto redentor y destructor del orden imperante y esclavizador del espíritu humano. La otra de arte, por tanto, revela los conformismos rebela la esclavitud del pensamiento.

Nueva Vanguardia Hispanoamericana

Ubicaremos a la Nueva vanguardia en la segunda mitad del siglo XX con una serie de movimientos de renovación del panorama cultural, artístico, social y político vinculado con la profunda reflexión de la realidad de la posguerra y las consecuencias que deja en los países de América. La Nueva Vanguardia tiene algunas líneas de incidencia con la Vanguardia, ambas son colectivos que reúnen a poetas, novelistas y artistas que buscan fines estéticos comunes, que no quedan en el aire sino que son redactados en manifiestos que sirven como textos programáticos, son lineamientos que dictan, por decirlo, la manera de producción literaria y artística, amén de los planteamientos ideológicos, sociales y culturales que habrán de seguir. Ambas rompen con el pasado inmediato, ambas son contestatarias, ambas causan revuelo y ponen en alerta a la clase dominante, sobre todo aquella que tiene el control de los sistemas culturales.

Las diferencias son marcadas, la primera tiene su auge los años 20, y la otra, aunque se gesta después de la segunda guerra mundial, comienza a tener presencia, sino continental, si en sus países de origen, hacia finales de 1950. Por ejemplo El Nadaísmo (Colombia) es fundado en 1958 con la aparición del Manifiesto Nadaísta y finaliza con la muerte de Gonzalo Arango en 1976. Año de inicio del Infrarrealismo en México con la publicación del documento DÉJENLO TODO, NUEVAMENTE. Primer manifiesto del movimiento infrarrealista (1976) y que con la muerte de Roberto Bolaño es reactivado en el 2004. Mientras que El techo de la ballena irrumpe de manera contestataria en el año de 1962 cuando Carlos Contramaestre realizara el "Homenaje a la Necrofilia" en que expone vísceras podridas como símbolo e indicio de que el arte, la cultura y el poder en occidente también se han podrido. Por otra parte Argentina sería sorprendida por un aquel "joven-viejo" llamado Miguel Grinberg, que de manera iracunda fundada en 1939 una agrupación (por no llamarla Nueva Vanguardia) bautizada con el nombre de Mufados y cuyo fin llega en el año de 1963. En México Enrique González Rojo y Eduardo Lizalde crean hacia 1948 el Poeticismo. Los poeticistas establecen un complejo mecanismo racional para la escritura de metáforas e imágenes, Nueva Vanguardia a la que habrá de incorporarse Marco Antonio Montes de Oca, Arturo González Cosío y Rosa María Phillips.

En otras literaturas del mundo también surgen nuevas vanguardias. La generación Beat de San Francisco, en los Estado Unidos, cuya fecha (oficial) de inicio la marca la famosa lectura de poemas "Seis poeta en la Galería Six", en 1955 con participación de Allen Ginsber, Gary Snyder, Philip Whalen, Lew Welch, Michel McClure y Philip Lamantia y donde habría de leerse el poema-novela de Ginsberg (Aullido). En Inglaterra aparecen Los jóvenes iracundos, en Francia Los eléctricos, ambos en 1976.
Características generales de los escritores de los años noventa:

Muchos de ellos han obtenido importantes premios literarios. Premios que nos muestran la existencia de una renovación del mercado en forma de la aparición de unos lectores, los jóvenes, que por razones históricas, sociales, culturales e ideológicas no se identificaban (e identifican) plenamente con las narrativas de los años cincuenta, sesenta, setenta y ochenta. Un público que no vivió ni la Guerra civil, ni la posguerra franquista y que durante el periodo de la Transición democrática carecía, por su edad, de los recursos intelectuales y experienciales necesarios como para adoptar una postura frente al proceso democrático español. Un público que ha padecido el proceso de "amnesia" propiciado por los diferentes grupos políticos españoles en el proceso de construccción consensuada de la democracia por lo que su "memoria" personal, por cuestiones de edad y de falta de referentes históricos, se ha construido sin nexos de unión con las generaciones anteriores. Unos lectores que desconocen el pasado cercano español y a los que, desde un escepticismo total hacia los grandes discursos ideológicos, les importa muy poco, en términos políticos, lo que haya ocurrido durante los últimos sesenta años de la historia de España

Ese vacío histórico ha generado también una transformación del imaginario tanto del público lector como del de los escritores. Las señas de identidad, la memoria, el recuerdo sentimental de estos, algunos de ellos aún muy jóvenes, autores y lectores se articulan a través de códigos diferentes a los de las anteriores generaciones. Los escritores de las tres generaciones activas durante el franquismo tenían en común unas cinematografías, una relación intelectualizada con la televisión e integrada con la radio, una vinculación sentimental con ciertas discografías basadas en la disidencia, o en el bolero y la canción española, que les hacían ser copartícipes de una realidad común a la de sus lectores durante un larguísimo periodo de tiempo. Los autores de los noventa, en cambio, escriben para un público que ha sufrido un corte generacional con sus mayores, que tiene muy poco en común con ellos porque se ha producido una fractura de los referentes socioculturales. Estos últimos se han anglosajonizado por medio de nuevos referentes literarios como Salinger, Kerouac, Ginsberg, Bukowski o Carver, así como por las cinematografías del cine negro e independiente norteamericanos, los del comic, del rock and roll y el blues de los Estados Unidos.

Examen

Alumnos:
Me encuentro con una dificultad. Mi computadora está fallando y no estoy seguro de aplicarles el examen el lunes por la mañana. Así que se los dejo para el miércoles. Serán dos páginas de preguntas de opción múltiple y una de análisis de texto. El material sí se los subo al blog. Estén pendientes.
Saludos
R.

domingo, 25 de octubre de 2009

narrativa contemporánea en español

A partir de comienzos de siglo, la novela latinoamericana en español ha experimentado un enorme desarrollo que ha pasado por tres fases: la primera, dominada por una gran concentración en temas, paisajes y personajes locales se vio seguida por otra en la que se produjo una extensa obra narrativa de carácter psicológico e imaginativo ambientada en escenarios urbanos y cosmopolitas, para llegar finalmente a una tercera en la que los escritores adoptaron técnicas literarias contemporáneas, que condujeron a un inmediato reconocimiento internacional y a un continuo y creciente interés por parte del mundo literario.

La narrativa de carácter regional tuvo en el argentino Ricardo Güiraldes, autor de Don Segundo Sombra (1926), la culminación de la novela de gauchos; al colombiano José Eustasio Rivera creador de La vorágine (1924), de la novela de la jungla y al venezolano Rómulo Gallegos Freire, autor de Doña Bárbara (1929), de la novela de las planicies. La revolución mexicana inspiró a novelistas como Mariano Azuela, autor de Los de abajo (1915), y a Gregorio López, que escribió El indio (1935). La situación de los indígenas atrajo el interés de numerosos escritores mexicanos, guatemaltecos y andinos, como el boliviano Alcides Arguedas, que trató el problema en Raza de bronce (1919), y el peruano Ciro Alegría, autor de El mundo es ancho y ajeno (1941), mientras que el diplomático guatemalteco Miguel Ángel Asturias, que recibió en 1966 el Premio Lenin de la Paz y en 1967 el Premio Nobel de Literatura, se reveló como un excelente autor de sátiras políticas en su obra El señor presidente (1946).

En Chile, Eduardo Barrios se especializó en novelas psicológicas como El hermano asno (1922), y Manuel Rojas se alejó de la novela urbana y cultivó una especie de existencialismo en Hijo de ladrón (1951). Otros escritores, entre los que se cuenta María Luisa Bombal, autora de la novela La última niebla (1934), cultivaron el género fantástico.

En Argentina, Manuel Gálvez escribió una novela psicológica moderna acerca de la vida urbana, Hombres en soledad (1938). En este país, así como en Uruguay, se desarrolló una rica corriente narrativa donde se hacía gran énfasis tanto en los aspectos psicológicos como fantásticos de la realidad. Así, el argentino Macedonio Fernández abordó el absurdo en Continuación de la nada (1944), mientras que Leopoldo Marechal escribió una novela simbolista, Adán Buenosayres (1948), y Ernesto Sábato una novela existencial, El túnel (1948). Jorge Luis Borges, por otro lado, fue en sus comienzos un poeta ultraísta y, más tarde, se convirtió en el escritor más importante de la Argentina moderna, especializado en la creación de cuentos (Ficciones, 1945), traducidos a numerosos idiomas. Colaboró en varias ocasiones con Adolfo Bioy Casares y despertó el interés por la novela policiaca complicada y por la literatura fantástica. Bioy Casares fue pionero en el terreno de la novela de ciencia-ficción con La invención de Morel (1940), y el uruguayo Enrique Amorim inauguró la novela policiaca larga con El asesino desvelado (1944). Otro de los escritores que obtuvieron inmediato reconocimiento internacional por su brillantez y originalidad fue el argentino Julio Cortázar, en especial debido a su antinovela experimental Rayuela (1963). Entre los autores uruguayos centrados en la novela psicológica urbana se encuentran Juan Carlos Onetti con El astillero (1961) y Mario Benedetti con La tregua (1960).

La nueva novela mexicana evolucionó a partir del crudo realismo como consecuencia de la influencia de escritores como James Joyce, Virginia Woolf, Aldous Huxley y, especialmente, John Dos Passos y William Faulkner. Con un escenario y una trama de carácter local, a la que añadieron nuevas dimensiones psicológicas y mágicas, José Revueltas escribió El luto humano (1943) y Agustín Yáñez Al filo del agua (1947). Juan Rulfo escribió en un estilo similar su Pedro Páramo (1955), mientras que Carlos Fuentes, en La región más transparente (1958), alterna lo puramente fantástico y psicológico con lo regional, y Juan José Arreola, autor de Confabulario (1952), destaca por sus fantasías breves, de carácter alegórico y simbólico. Otros novelistas han experimentado con técnicas multidimensionales, como, por ejemplo, Vicente Leñero, creador de Los albañiles(1964), y Salvador Elizondo, que escribió Farabeuf (1965).

Entre los restantes novelistas latinoamericanos que han escrito en español y que han conseguido reconocimiento internacional, el antiguo regionalismo ha sido superado por nuevas técnicas, estilos y perspectivas extremadamente variadas. La etiqueta estilística realismo mágico se puede aplicar a muchos de los más destacados narradores —aquellos capaces de descubrir el misterio que se esconde tras los acontecimientos de la vida cotidiana. El novelista cubano Alejo Carpentier añadió una nueva dimensión mitológica a la novela ambientada en la jungla en Los pasos perdidos (1953), al tiempo que su compatriota José Lezama Lima consiguió crear en Paradiso (1966) un denso mundo mitológico de complejidad neobarroca. Por otro lado, el peruano Mario Vargas Llosa descubrió a sus lectores variadas perspectivas escondidas en el aparentemente cerrado mundo de una academia militar en La ciudad y los perros (1962), mientras que el colombiano Gabriel García Márquez, galardonado con el Premio Nobel en 1982, se dio a conocer internacionalmente con su novela Cien años de soledad (1967), en la que, a través de una mágica e intemporal unidad, logró transcender el ámbito puramente local en el que se desarrolla la trama narrativa. Con la obra de estos escritores, la novela latinoamericana escrita en español no sólo alcanzó su mayoría de edad, sino que parece estar atrayendo la atención de un público internacional cada vez más numeroso.

jueves, 22 de octubre de 2009

RAZÓN

Lean este cuento de Isaac Asimov. Pongan un comentario reflexionando sobre estas preguntas:

  • ¿Podrían los robots llegar a pensar?
  • ¿De qué manera podría ser este cuento una distopía?
  • El robot llega a la idea de dios por medio de la razón y obedece su voluntad. Relaciona esto con la actitud hacia Dios en nuestra época?
  • ¿QT-1, Es bueno o malo? y ¿por qué?



Saludos.
R